Tras finalizar la serie de artículos
de los anteriores meses dedicados a la estabilización
del centro de energía, en este boletín
os introduzco otro elemento clave para la adecuada
práctica del Método Pilates: La
columna neutral.
El concepto de columna neutral está íntimamente
relacionado con el centro de energía del
cuerpo ya que durante la realización de
los ejercicios del Método Pilates es esencial
adoptar una postura que permita mantener la
columna vertebral correctamente alineada o "columna
neutral" para así poder optimizar
el rendimiento del centro de energía del
cuerpo.
En Pilates se considera que la columna vertebral
está alineada adecuadamente cuando mantiene
sus curvaturas naturales, es decir, cuando
presenta una curva normal convexa hacia delante
en la zona cervical, seguida de una curva normal
convexa hacia atrás en la región
dorsal y una curva normal convexa hacia delante
en la zona lumbar (en este último caso
la pelvis también se encuentra en posición
neutral). Cuando la columna presenta estas tres
curvaturas normales se considera que es una columna
neutral, óptima para el trabajo de Pilates.
Para colocar adecuadamente la columna en posición
de pie, sigue los siguientes pasos:
- Colócate con los pies
paralelos alineados con tus caderas y flexiona
ligeramente tus rodillas hacia delante repartiendo
el peso de tu cuerpo uniformemente en las plantas
de tus pies.
- Estabiliza tu centro de energía
basculando tu pelvis hacia delante (elevando
ligeramente tus caderas hacia las costillas)
y contrae tu abdomen acercando tu ombligo hacia
la columna.
- Endereza la parte superior
del tronco y relaja tus hombros. Para ello,
inspirando acércalos hacia tus orejas
dibujando un círculo de delante a atrás
y, al exhalar, déjalos caer hacia atrás
y abajo de la espalda creando un gran espacio
entre ellos y tus orejas. Mantén tu espalda
abierta y amplia de tal modo que tus omóplatos
estén planos y "conectados",
para conseguirlo intenta juntar su cara interna
entre sí tirando de ellos hacia abajo
y hacia dentro de tu espalda.
- Relaja tus brazos permitiendo
que "floten" desde tus hombros. Para
ello, mantenlos sueltos a los lados de tu cuerpo
con los codos ligeramente flexionados y las
palmas de las manos hacia los costados de tu
cuerpo.
- A continuación aproxima
ligeramente la barbilla hacia tu pecho como
si intentaras sostener una pelota de tenis entre
tu cuello y barbilla, siente cómo al
adoptar esta postura tu cuello se alarga por
detrás hacia el techo desde la coronilla.
- Para corregir posibles desviaciones
o desequilibrios en la posición, observa
tu perfil en un espejo y ajusta tu postura visualizando
una línea recta que parte del lóbulo
de tu oreja y recorre tu cuerpo hacia los tobillos
cruzando por el centro de tu cuello, la articulación
del hombro y el antebrazo. Continúa imaginando
esta línea recorrer tu cuerpo hacia la
zona inferior cruzando el centro de tu zona
lumbar, pasando ligeramente por detrás
del eje de articulación de la cadera
y, llegando hasta la articulación de
tu tobillo tras recorrer ligeramente por delante
la articulación de tu rodilla.
- Una vez estés correctamente
alineado cierra tus ojos para interiorizar en
la postura y, manteniéndote relajado,
percibe la sensación de ligereza y equilibrio
de tu cuerpo. Disfruta de esta sensación
y...respira!
En el caso de estar en posición
supina tumbado (hacia arriba), flexiona tus rodillas
y apoya los pies en el suelo separándolos
aproximadamente la misma anchura que tus caderas.
Una vez colocado, abre tu espalda y permite que
el peso de tu cuerpo descanse sobre la colchoneta
intentando mantener las curvaturas normales de
tu columna. Para prevenir posibles tensiones y
desequilibrios en la postura, evita arquear la
espalda dejando un gran espacio entre el suelo
y tu columna y no presiones excesivamente tu espalda
sobre la colchoneta para así evitar que
tus caderas se separen del suelo.
(Autora:
Ana Santos, Profesora titulada en el Método
Pilates - ©2006)
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