Los masajes alivian dolores posturales
y los producidos por el estrés, activan
la circulación y relajan. En este artículo
te explicamos cómo puedes masajearte tú
mismo/a. Para ello no necesitas aparatos ni equipamiento
especial, tan sólo tus maravillosas manos.
La piel es el órgano más extendido
de nuestro cuerpo, el que establece el contacto
con el mundo exterior. Una gran cantidad de sensaciones
son percibidas a través de la piel: frío,
calor, suavidad y también dolor.
Cuando algo nos duele, el primer impulso es
tocar o frotar esa zona ya que realmente las manos
pueden ayudarnos, a través de la piel,
a que nos sintamos mejor. Mediante su contacto,
el dolor se alivia, los músculos se relajan
y así se recompone el equilibrio.
Como su nombre indica, el Automasaje es
un masaje realizado por uno mismo. Consiste
en amasar nuestro cuerpo con maniobras más
o menos intensas, dependiendo de las zonas corporales
y molestias que tengamos. Cuando encontramos un
punto doloroso debido a una contractura, respiramos
y mientras presionamos exhalamos.
El automasaje puede llevarse a cabo valiéndose
de instrumentos como bolas de madera, rodillo,
toallas, etc., pero hacerlo con la sola ayuda
de nuestras manos nos ayudará a conocer
nuestro propio cuerpo. La variación
de sensibilidad, de calor y de grosor en la piel
y tejidos musculares, según la zona del
cuerpo, hace que explorarlo sea una experiencia
muy relajante.
Para realizar el auto-masaje podemos hacerlo sin
aplicar nada en la piel, simplemente realizando
presiones buscando puntos dolorosos para relajar
la zona. Pero también podemos aplicar algún
tipo de crema o aceite para el mejor deslizamiento
de las manos, y realizar movimientos circulares
amasando todos los músculos del cuerpo,
eliminando así las tensiones que podamos
tener. También podemos realizarlo de la
misma forma pero en la ducha con agua caliente,
siendo especialmente relajante al llegar a casa
después de una dura jornada de trabajo
o estudio.
Los beneficios del automasaje son varios, pero
principalmente ayuda a superar contracturas
y tensiones en cualquier momento del día,
mejora la circulación a aquellas personas
que se pasan el día sentadas, o a personas
que pasan muchas horas de pie, previniendo
las varices, piernas cansadas, activando la circulación
de retorno haciendo pasos ascendentes como si
quisiéramos vaciar una manguera de agua
presionando en brazalete en dirección al
corazón.
Si bien un masaje puede hacerse en cualquier ambiente,
para aprovechar completamente sus beneficios es
recomendable tener en cuenta:
- El momento:
Es ideal la hora del atardecer cuando se
llega a casa o ya se han terminado la mayor
parte de las tareas, especialmentel después
de una ducha porque así los aceites permanecen
más tiempo en la piel.
- El ambiente:
Lo más recomendable es realizarlo en
una habitación tranquila y silenciosa,
en penumbras. Además, se puede acompañar
el momento con incienso o velas perfumadas y
escuchar música suave.
CÓMO REALIZAR UN BUEN AUTOMASAJE:
El masaje ha de realizarse siempre siguiendo un
orden, por ejemplo, de abajo para arriba si
es al comenzar el día, para mejorar la
circulación siempre hacia el corazón,
favoreciendo el retorno.
- Pies:
Los pies son como un mapa de todo el cuerpo
y masajearlos es beneficiar a todo el organismo.
Para ello se usan las yemas de los pulgares
y los nudillos, con las manos cerradas. También
pueden usarse rodillos y bolitas de madera.
Para masajearlos siéntate en una silla
de altura tal que sus pies queden firmemente
apoyados y con las piernas formando un ángulo
de 90°. Colocaun tobillo sobre la rodilla
contraria (derecho sobre izquierda y viceversa)
e inclínate hacia el pie mientras lo
masajeas con las manos.
Cubreel pie con ellas y desliza, con presiones
suaves, las yemas de los pulgares del talón
a la punta. Permanece atento/a a la espalda
que debe estar inclinada pero recta y relajada.
- Tobillos:
Son una zona muy importante desde el punto de
vista de la circulación y de las articulaciones.
Para masajearlos siéntate en una silla,
ocupando sólo la mitad del asiento, y
flexiona la pierna hacia delante, formando un
ángulo de 45°. El pie debe quedar
a media altura entre el suelo y el asiento de
la silla. Desde allí desliza las manos
de los tobillos al empeine de 3 a 6 veces. Después
dibuja círculos con los pulgares. Termina
el masaje presionando los tobillos unos segundos.
Otra persona puede realizar los mismos movimientos,
sentado enfrente tuyo. En este caso, el masaje
termina rodeando los tobillos con la mano y
apretándolos con fuerza.
- Rodillas:
La parte posterior de la rodilla es una zona
olvidada aunque allí hay gran cantidad
de terminaciones nerviosas. El masaje hará
circular los líquidos que se estancan
en la zona, con muchos vasos linfáticos.
Para ello, permanece en la misma posición
que para el masaje de tobillos de tal modo que
el pie debe quede a media altura entre el suelo
y el asiento de la silla. Si tienes ayuda de
otra persona, acuéstate boca a bajo,
con un almohadón bajo la zona del vientre
para no forzar la columna y pide que te presionen
varias veces la parte de atrás de las
rodillas, con el dorso de los dedos y con movimientos
cortos.
- Espalda:
Extiende una mano a cada lado de columna, en
la zona lumbar, y presiona con suavidad haciendo
movimientos cortos hacia arriba y hacia abajo.
Para la zona lumbar conviene frotar con fuerza
con el dorso de las manos, haciendo presión
en función de la masa muscular de cada
uno con los nudillos
Para el resto de la espalda puedes pedir ayuda
a alguien, de tal modo que te puedan masajear
con las dos manos al mismo tiempo de abajo hacia
arriba. Las manos deben estar abiertas de modo
que el dedo pulgar quede perpendicular al índice.
Al terminar, se presiona suavemente a los costados
de la columna, a unos 2 cm de distancia, sin
aplastar nunca las vértebras, porque
se podrían producir lesiones, algunas
serias.
- Abdomen:
Tumbado/a boca arriba en una colchoneta, una
alfombra gruesa o en la cama (si el colchón
no es muy blando), flexiona las piernas y sitúa
las manos planas sobre tu abdomen, una frente
a otra, y presiona la zona con movimientos intermitentes.
Sube las manos hacia el esternón y baja
hacia el ombligo y el bajo vientre, ejerciendo
distintas presiones para favorecer los órganos
internos. Estos masajes regularizan el tránsito
intestinal y la retención de líquidos.
También para relajar tu abdomen puedes
realizar amasamientos y fricciones sobre tu
abdomen, pero siempre en el sentido de las agujas
del reloj.
- Hombros, brazos y manos:
Para masajear los hombros coloca las manos
sobre ellos y realiza fricciones circulares
y envolventes. Una vez eliminadas las tensiones
de los hombros, enlaza este mismo movimiento
con los brazos y baja suavemente hasta llegar
a las manos.
Sobre la mano realiza movimientos envolventes
alrededor de toda la mano, y al llegar a los
dedos haz un pequeño estiramiento sobre
cada uno de los dedos.
- Cuello:
Sobre el cuello presiona, amasa y fricciona
aquellos puntos dolorosos que notes con más
tensión, para pasar más tarde
a la cabeza.
También puede realizarte otra persona
el siguiente masaje: Se realiza con cuatro dedos
en posición plana, a modo de espátula,
que se deslizan desde la base del cuello hasta
la curva de los hombros. Los movimientos deben
ser similares a los de amasar de tal modo que
calienten los músculos y los desbloqueen.
Los efectos de estos masajes se potencian sí
se suma un aceite relajante.
- Cabeza:
El solo hecho de acariciarse el pelo, relaja.
El Ayurveda, la antigua ciencia médica
india, se basa en masajes hechos en el cráneo
con aceite de sésamo tibio. Para masajear
esta zona pasa tus dedos por el cuero cabelludo
desde la frente hacia la nuca, de los laterales
al centro y de arriba abajo. También
puedes realizar una ligera presión con
las yemas de los dedos sobre el cuero cabelludo,
con movimientos circulares y terminar con el
mismo movimiento circular sobre las sienes.
Si tienes alguien que te ayude, indícale
que se siente detrás de tí y que
te pase los dedos por la cabeza como si estuviera
rastrillando.
- Orejas:
La acupuntura reconoce en el pabellón
de la oreja puntos que, si son estimulados adecuadamente,
benefician distintos órganos del cuerpo.
Con los ojos cerrados, tira suavemente de los
lóbulos hacia abajo. Después traza
pequeños círculos con las yemas
de los dedos detrás de las orejas.
Para finalizar tu masaje, túmbate
tranquilamente unos minutos haciendo respiraciones
profundas para integrar suavemente la experiencia
corporal.
(Fuentes: Revista Mía
y Centro de Recuperación Corporal Avanluz)
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