El período de gestación
humano es de 266 días aproximadamente,
estimado a partir del día de fecundación.
Durante este período el organismo de la
mujer experimenta un proceso biológico
de adaptación, con importantes modificaciones
anatómicas y fisiológicas que inciden
sin duda, en su calidad de vida y bienestar.
Durante el embarazo, período
especialmente significativo en la vida de una
mujer, se producen cambios de orden psicológico
y físico. Frente a estos cambios, es fundamental
que ella esté bien preparada, es decir,
sana y en equilibrio para que este proceso
se lleve a cabo en forma normal con los menores
riesgos posibles.
En esta preparación mental y física,
la correcta alimentación, el ejercicio
físico regular, la relajación y
tranquilidad mental, cumplen un papel fundamental,
ya que permiten sobrellevar de mejor forma los
síntomas o malestares propios de este nuevo
estado, así como minimizar los riesgos
de eventuales complicaciones o patologías
asociadas.
En la actualidad nadie pone en
duda los grandes beneficios para la salud que
se obtienen con la práctica regular de
ejercicio físico. Estos beneficios han
sido más que corroborados en numerosos
estudios clínicos y de fisiología
humana.
En el caso de la mujer embarazada
en particular, la práctica regular de ejercicios
favorece el sano desarrollo del embarazo, además
de mantener el peso, fortalecer la musculatura
y estimular la circulación sanguínea.
Diversos estudios han mostrado
que las embarazadas que practican regularmente
ejercicios, tiene entre otras ventajas, menos
complicaciones y patologías propias de
la gestación y asociadas a ella, tienen
menos partos por cesárea, requieren de
menos anestesia, su parto es más fisiológico
y de menor duración, su post-parto es más
breve y con menos riesgo de patología.
No obstante, si bien es cierto el ejercicio regular
en el embarazo aporta beneficios considerables,
no es indiferente el tipo de ejercicio que se
practique, ya que algunos de ellos, más
que un aporte, pueden exponer a la embarazada
y al bebé a serios riesgos. En este respecto,
la práctica del Método Pilates,
con la asistencia profesional competente, reúne
todas las cualidades y requisitos para ser considerada
segura y eficiente en el logro de los objetivos
propuestos para un embarazo saludable y un parto
sin complicaciones.
Al ser un programa de ejercicios ligeros diseñado
para fortalecer y tonificar los músculos
mediante un suave estiramiento, permite el acondicionamiento
cardiovascular, fortalecer la musculatura, aumentar
la flexibilidad, mejorar la postura, coordinación,
respiración y concentración. Además,
a través de su práctica la mujer
embarazada conocerá mejor su cuerpo y aprenderá
a escuchar sus mensajes, dominará
de mejor forma y concientemente sus movimientos
lo que contribuirá a disminuir la ansiedad
propia de su condición, permitiéndole
vivir y disfrutar de este trascendental período
de su vida en forma saludable. Por ello es un
sistema de acondicionamiento ideal para mujeres
embarazadas y una excelente alternativa para la
recuperación post-parto, siendo un
sistema seguro tanto para la madre como para el
bebé. En el caso de mujeres embarazadas,
se recomienda comenzar a practicar el Método
cuando las molestias de los primeros meses de
embarazo comiencen a desaparecer.
Sin embargo, es importante destacar
que Romana Kryzanowska, heredera del método
una vez fallecido Joseph Pilates recomienda NO
iniciar su práctica durante los tres primeros
meses de embarazo, sino que sostiene que sólo
aquellas mujeres que se han mantenido entrenando
previamente, con un embarazo sano y que tienen
un buen dominio de su "powerhouse" o
"centro de energía" podrían
continuar con su entrenamiento durante el primer
trimestre de embarazo siempre y cuando se realice
bajo la supervisión de un profesional
que realice modificaciones en algunos de los ejercicios
y evite ciertas series. Esto es debido a que el
entrenamiento efectivo del "powerhouse"
o centro requiere mucha conciencia del cuerpo
y de la forma en que éste se mueve, labor
que se dificulta mucho durante el embarazo por
el permanente cambio que sufre el centro abdominal.
A partir del segundo trimestre de embarazo
pueden iniciar o continuar la práctica
del Método todas las mujeres embarazadas
que lo deseen siempre y cuando lo realicen bajo
la supervisión de un profesional cualificado
y especializado en este ámbito y cuenten
con la aprobación de su médico.
Entre los beneficios de la práctica
de Ejercicios con Técnica Pilates para
una mujer embarazada, se encuentran:
- Fortalece la pared abdominal,
lo que es muy importante para:
- contener de buena forma el aumento del
tamaño del vientre,
- la fuerza expulsiva en el trabajo de
parto,
- prevenir la diástasis de los rectos
abdominales (separación anormal de
los músculos de la pared abdominal)
y
- ayuda a disminuir la Hiperlordosis lumbar
( aumento de la curva lumbar por el cambio
que significa el aumento de tamaño
y peso del abdomen).
- Disminuye la tensión
generada en los músculos ya que se
trabaja con mucha relajación y elongación.
- Fortalecimiento de la musculatura
en general ayudando así a la estabilidad
articular, la que disminuye por el aumento de
la laxitud ligamentosa en este período.
- Mejora la mecánica
respiratoria y por ende la oxigenación
de los tejidos y del bebé, ya que
la técnica Pilates la utiliza respiración
como un elemento esencial en todos sus ejercicios.
- Por el trabajo en la musculatura
de extremidades inferiores, disminuye la
fatiga, edemas (hinchazón por retención
de líquido), y mejora el retorno venoso
previniendo o disminuyendo el riesgo de desarrollo
de varices.
- Mantiene y mejora la movilidad
de las articulaciones, por ser un ejercicio
suave y sin impacto.
- Fortalecimiento del suelo
pélvico, ya que a diferencia de otro
tipo de ejercicios, la técnica Pilates
tiene ejercicios que contribuyen al trabajo
de estos músculos, ayudando así,
a la recuperación post parto y manteniendo
el adecuado control de esfínter evitando
la incontinencia de orina.
Si se realiza ejercicio físico
al menos en los últimos 6 meses del embarazo,
en términos generales se puede esperar
un embarazo con más ánimo y energía,
menos probabilidades de hipertensión, Colestasia,
lumbagos, Infecciones urinarias, edemas, várices,
un parto con menos riesgos de complicaciones,
de menor duración, con menores requerimientos
de anestesia, un post parto mas breve y con menores
riesgos de problemas.
Sin embargo es muy importante tener claro que
no todas las mujeres embarazadas pueden realizar
ejercicio y el ideal es que ésta práctica
esté autorizada por un medico obstetra,
conocedor de la historia y la condición
individual de cada embarazada.
De hecho, la práctica de
ejercicio está contraindicada en algunas
circunstancias. Estas son algunas de las contraindicaciones
para realizar ejercicio físico durante
el embarazo:
A) Contraindicaciones relativas:
La contraindicaciones relativas son en general,
dependientes de una evaluación y pase obstétrico,
ya que con la asistencia profesional adecuada
algunas de ellas no implican mayores riesgos.
Son las siguientes:
- Hipotiroidismo o hipertiroidismo
- Hipertermia
- Neumopatías agudas (contraindicación
temporal)
- Anemia
- Infección sistémica
- Fatiga extrema
- Molestias o dolor músculo-esquelético
- Diástasis abdominal
- Contracciones uterinas
- Obesidad excesiva
B) Contraindicaciones
absolutas: Las contraindicaciones absolutas
implican la recomendación de no realizar
ejercicios en forma sistemática durante
el embarazo por el riesgo que ello implica para
la salud materna y fetal. Son las siguientes:
- Hipertensión inducida
por el embarazo o mal controlada
- Rotura prematura de membranas
- Trabajo de parto prematuro
- Incompetencia del cuello uterino
o abortos habituales
- Sangrado (de cualquier tipo)
- Placenta previa
- Retraso de crecimiento intrauterino
- Diabetes materna
- Enfermedad cardiaca materna
- Enfermedad pulmonar restrictiva
No obstante, en todos
los casos, aún en ausencia de contraindicaciones,
recomendamos la practica de ejercicio físico
durante el embarazo bajo la supervisión
de un profesional. En el caso específico
de Pilates, la asistencia inadecuada por falta
de experiencia o desconocimiento de la fisiología
y cambios asociados al embarazo normal y patológico,
puede implicar serios riesgos para la salud materna
y fetal.
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