En
una época donde la carrera contra el tiempo,
el consumismo y la competencia laboral son sus principales
características, no es extraño que
el stress emocional se apodere de nuestro cuerpo,
desencadenando una serie de síntomas y sin
darnos casi cuenta nos encontramos frente al famoso
síndrome del colon irritable.
El colon irritable es una enfermedad
funcional, es decir no existe ningún signo
orgánico que permita diagnosticarlo. Es
un trastorno que se caracteriza por la alteración
de la movilidad del tubo digestivo, sin que
ello signifique anormalidad de la estructura del
intestino, afecta principalmente a mujeres
de entre 20 y 30 años de edad y cinco
de cada mil personas puede padecerlo.
No existe una causa concreta de
este trastorno, sino más bien la interacción
de distintos aspectos donde los mas importantes
son la alimentación y el stress, no
quiere decir que una mala alimentación
te lleve a tener colon irritable sino mas bien
que hay alimentos que ayudan a empeorar los síntomas,
como el trigo, productos lácteos, café,
té, chocolate, bebidas gaseosas, alimentos
procesados, etc.
El estrés puede afectar
a las personas de distinta forma, algunas les
produce taquicardia, a otras crisis de pánico,
en el caso del colon irritable los intestinos
son los que se ven afectados. El estrés
es la reacción que aparece en el organismo
cuando se supera nuestra capacidad de adaptarnos
al ambiente, que va a depender de las situaciones
que afecten nuestra vida diaria, los recursos
que cada persona posee para superar situaciones
de estrés y los síntomas que pueden
ser físicos, mentales y emocionales.
Los síntomas habituales
de este trastorno son: dolor abdominal, estreñimiento,
diarrea, distensión abdominal después
de comer, flatulencia, eructos frecuentes, sensación
de pesadez intestinal, mal humor, dolores de cabeza,
trastornos de sueño, y otros síntomas
que sin estar directamente relacionados con el
aparato digestivo se presentan con mucha frecuencia
en pacientes portadores de esta patología.
Tradicionalmente se ha intentado
tratar esta enfermedad con la ingesta de tranquilizantes,
antiespasmódicos, procinéticos,
antiflatulentos, etc. Sin embargo ninguno de estos
tratamientos ha sido exitoso ya que la mayoría
de los tratamientos en base a fármacos
apunta a las manifestaciones del problema y no
al problema y sus causas.
Para poder aplicar el tratamiento
adecuado es necesario centrarse en el factor
estrés, ya que es parte de la vida
y nos afecta tanto física como mentalmente,
lo que lo hace mas complejo. El problema alimentario,
por su parte, se resuelve mejorando la dieta,
eliminando aquellos alimentos que empeoran los
síntomas y en general cambiando hábitos
alimenticios, así como se puede ver también
el enfoque de tratamiento desde el punto de vista
de la Homeopatía.
Hay muchas formas de controlar
el estrés, algunos ofrecen tratamientos
farmacológicos, psicoterapia, etc. pero
uno de los puntos importantes que ayuda a mejorar
esta condición es el cambio en el estilo
de vida, para esto se recomienda realizar
ejercicios, técnicas de relajación
y talleres de autocontrol.
El hacer ejercicios físicos con frecuencia,
sin duda es uno de los mejores métodos
para reducir el estrés físico y
psíquico, ya que este no sólo mejora
la salud, sino que relaja los músculos,
ayuda a dormir y ayuda a mejorar el estado físico.
Sin embargo cualquier ejercicio no tiene el mismo
efecto, sino que para poder ser efectivos éstos
deben reunir ciertas condiciones, como la relajación,
control, intensidad adecuada, etc. Y en
el caso específico del colon irritable,
debe además considerar un importante trabajo
que implique movilidad, relajación, y estimulo
a la circulación de la zona abdominal.
Todas estas características las reúne
la Técnica de ejercicios Pilates, que
orientada a un objetivo específico, como
en este caso, permite seleccionar de entre sus
mas de 800 ejercicios, aquellos que permiten alcanzar
los objetivos en el manejo no farmacológico
de esta patología.
A fin de poder tratar adecuadamente el Colon irritable
mediante la práctica del Método
Pilates es necesario seleccionar
secuencias de ejercicios integrados detrás
de objetivos específicos,
que permitan trabajar en los tres niveles de nuestro
ser : físico, emocional y mental, y con
ello lograr una mejor calidad de vida, basada
en una mejor relación con nosotros mismos,
con nuestro medio social, familiar y ambiental.
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