Respirar
es vivir. La respiración es nuestro
acto imprescindible, el primer y el último
acto de la vida. Podemos estar días sin
comer o beber, pero solo pocos minutos sin respirar
bastarían para acabar con la vida de una
persona, por ello la respiración es absolutamente
vital. Del mismo modo, saber respirar correctamente
es indispensable para nuestra salud ya que una
correcta respiración permite la efectiva
absorción del oxígeno y el rechazo
del gas carbónico de nuestro cuerpo.
Respirar bien es por ello una fuente de salud,
es una garantía de fortalecer la vitalidad
de nuestro cuerpo y nuestra mente favoreciendo
la circulación así como la llave
y la puerta para lograr la relajación efectiva.
Algunos de los beneficios asociados a una respiración
correcta son los siguientes:
1. Nuestras células reciben una mayor oxigenación
y contribuye a desprenderse de los restos tóxicos
del organismo. Además, un modo de respiración
correcto beneficia la circulación y especialmente
a algunos órganos vitales (corazón,
estómago...) ya que mediante ella todos
los órganos reciben aportes de oxigeno
correctamente.
2. Permite "quemar" mejor las grasas
y propiciar la desaparición exceso de grasa
en el organismo.
3. Mejora la salud de los pulmones y el rendimiento
de los deportistas.
4. Favorece la relajación y la concentración,
eliminando la tensión muscular.
5. Mitiga los desórdenes, alteraciones
o cambios de nuestra energía vital.
6. Propicia en general un cuerpo fuerte y sano
y ayuda a controlar y coordinar nuestros movimientos.
A pesar de ello, en general respiramos incorrectamente.
Si intentamos respirar profundamente, la mayoría
de nosotros notaremos que nuestra capacidad pulmonar
está algo atrofiada, adolece de muchos
defectos: O bien nuestra respiración no
es completa, contínua, la inspiración
y espiración no se hace a un ritmo adecuado,
o la tensión y la falta de ejercicio nos
provoca una respiración contenida, no relajada
y natural
En el Método Pilates la respiración
es esencial, de hecho es uno de sus principios
clave ya que ayuda a controlar los movimientos,
permite oxigenar los músculos, facilita
la estabilización de la columna y la movilización
las extremidades (otros dos conceptos fundamentales
en el Método) y ayuda a relajar la musculatura
y a ser consciente de las tensiones acumuladas
en el cuerpo.
La respiración es parte integral de
cada ejercicio de Pilates, siendo siempre
coordinada con el movimiento de tal modo que contribuya
a dirigir la energía a la zona que se está
trabajando.
Además, una técnica de respiración
adecuada aplicada durante el ejercicio ayuda al
relajamiento muscular, evitando cualquier stress
innecesario. Por ello cada sesión de Pilates
comienza con unos minutos de concienciación
en la respiración para poder tomar consciencia
de las tensiones del cuerpo y ayudar a relajar
la musculatura.
El Método Pilates enfatiza
la importancia de mantener el torrente sanguíneo
puro. Por ello, para que el modo de respirar sea
correcto, considera que las exhalaciones deben
ser fuertes y seguidas de inhalaciones profundas
que permitan un completo inflado de los pulmones,
ya que al inhalar dirigimos oxígeno hacia
los pulmones y mediante ellos realizamos una efectiva
oxigenación de cada una de las células
a través del torrente sanguíneo.
Durante la ejecución de
los ejercicios, el Método utiliza una técnica
de respiración específica que permite
no sólo liberar el cuerpo de cualquier
tensión innecesaria (en particular cuello,
hombros y zona media de la espalda) sino que,
además, provoca la activación de
los abdominales transversos tanto en la inhalación
como en la exhalación.
Como regla general en Pilates, mediante la
inhalación llenamos los pulmones de aire
preparando con ello el movimiento de cada ejercicio,
siendo a continuación soltado a través
de la exhalación mientras el movimiento
se ejecuta (En Pilates ningún movimiento
debe ser realizado en apnea o retención).
Al exhalar profundamente, además
de vaciar nuestros pulmones de sustancias innecesarias,
también se contribuye a la activación
de los músculos internos que sirven de
soporte para la caja torácica. Además,
el método respiratorio de Pilates permite
activar correctamente los músculos abdominales
transversos consiguiendo así mantener estable
la región lumbo-pélvica durante
la ejecución de los ejercicios.
Con esta finalidad, el Método Pilates
utiliza la respiración torácica,
difragmática o intercostal.
El objetivo de este tipo de respiración
es utilizar los músculos del tórax
y la espalda para ampliar la caja torácica
lateralmente permitiendo así que los pulmones
se expandan pero sin necesidad de expandir el
abdomen.
Al expandir el abdomen durante la respiración
los músculos abdominales se estiran y con
ello dejan de sostener la parte baja de la espalda
quedando esta desprotegida. Por ello el Método
Pilates enfatiza un tipo de respiración
que evite la expansión abdominal.
La mayoría de nosotros no utilizamos nuestra
capacidad respiratoria en su totalidad ya que
generalmente al respirar tendemos a hacer inspiraciones
poco profundas usando sólo la parte superior
de los pulmones. Esta forma de respirar, que es
la más frecuente, utiliza los músculos
equivocados contribuyendo a expandir el pecho
y elevar los hombros y, además, ignora
la función del diafragma, el cual expande
y contrae las costillas, permitiendo que los pulmones
se llenen de oxígeno al completo, en lugar
de hacerlo sólo una parte de ellos.
En la respiración de Pilates se inspira
por la nariz y se exhala por la boca. Durante
la inhalación las costillas se abren hacia
fuera y hacia arriba al mismo tiempo que la columna
vertebral se alarga hacia arriba logrando con
ello llenar los pulmones de oxígeno al
máximo. Al inhalar es muy importante no
relajar los músculos abdominales para así
evitar perder la alineación postural y
utilizar los músculos no adecuados durante
la ejecución de los ejercicios.
La exhalación, por su parte, facilita la
contracción de los músculos abdominales
ya que anatómicamente durante ella se produce
un encogimiento a nivel de la caja torácica
"hacia dentro y hacia abajo". Al exhalar
el diafragma se eleva generando así un
empuje de los músculos abdominales hacia
dentro, lo cual crea un centro de energía
o "Mansión del Poder" fuerte,
que es fundamental para el proceso de estabilización
del núcleo.
La respiración debe
ser en todo momento lenta, contínua y,
durante ella, debe procurarse realizar inhalaciones
y exhalaciones de la misma duración para
así permitir un óptimo intercambio
gaseoso oxígeno-dióxido de carbono
en el cuerpo.
Como regla general, en Pilates la duración
de las inhalaciones y exhalaciones varían
en función del nivel del alumno, siendo
recomendado 3 tiempos de inhalación y exhalación
para alumnos principiantes, 5 tiempos para alumnos
de nivel intermedio y 8 tiempos para alumnos avanzados.
A continuación te presento un sencillo
ejercicio para comenzar a familiarizarte con la
respiración de Pilates:
Para realizar el ejercicio, te
recomiendo que te sientes cómoda y relajadamente
en una silla manteniendo tus pies apoyados en
el suelo y separados a igual distancia que tus
caderas aproximádamente.
Es muy importante que mantengas tu espalda recta,
con la columna vertebral bien alargada desde la
zona lumbar hasta la coronilla y tus hombros relajados,
caídos hacia atrás y hacia abajo.
Además, para alinear correctamente el cuello
con respecto a tu columna vertebral, será
necesario que aproximes ligeramente tu mentón
hacia tu tórax imaginando que sostienes
una pelota de tenis entre tu barbilla y cuello.
De este modo alinearás adecuadamente tus
vértebras cervicales y sentirás
como tu cuello se alarga por detrás hacia
el techo.
Una vez te encuentres cómodo en esta posición,
sitúa tus manos encima de tus costillas
de tal modo que las puntas de tus dedos se toquen
entre ellas. Cierra tus ojos y comienza tomando
consciencia de la respiración en tu zona
costal, poniendo toda tu atención en esta
zona e intentando no mover tu pecho ni abdomen.
1. Inspiración:
Inhala por tu nariz manteniendo contraído
el abdomen. Observa como el aire cargado de oxígeno
entra en la caja torácica y, con ello,
cómo tus manos se separan por la acción
de la apertura de tus costillas hacia fuera.
2. Exhalación:
Expulsa el aire por la boca activando bien tus
músculos abdominales como si trataras de
"pegar" tu ombligo a la columna vertebral.
Para ello imagina que tus músculos perineales
(suelo pélvico), abdominales y ombligo
están unidos por una cremallera. Siente
cómo cierras hacia arriba esta cremallera
al exhalar.
Realiza una serie de 10-20 respiraciones manteniéndote
relajado, ya verás cómo pronto comenzarás
a notar sus efectos
(Autora:
Ana Santos, Profesora titulada en el Método
Pilates)
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