Aunque
ahora te lo parezca, el final de las vacaciones
no es el fin del mundo, no es el fin de tus
sueños y no es el final de tus escapadas.
Si sigues leyendo, descubrirás cómo
superar esa angustia postvacacional que te tortura
todos los años por estas fechas.
Está demostrado. A la vuelta de las
vacaciones, todos rendimos un 30% menos de lo
habitual. El culpable: el síndrome postvacacional.
Tú, mejor que nadie, sabes por lo que
estás pasando. Un sentimiento de tristeza
te invade, tienes ansiedad y estrés, y
además sufres dolores de cabeza, falta
de concentración, insomnio, cansancio injustificado,
desgana, irritabilidad e incluso trastornos digestivos
y alteraciones dérmicas.
No te alarmes. Es normal que sufras todo este
cúmulo de síntomas psicológicos
y físicos. Te preguntarás por qué.
Los motivos:
- Estás
alterando tus ritmos de vigilia y sueño
para adaptarlos al ritmo de vida cotidiano.
- La tristeza que te invade es
la respuesta traicionera a la felicidad que
acabas de dejar atrás y que sabes que
vas a tardar todo una año en volver a
sentir.
- Ahora te ha dado por pensar
que no has aprovechado bien el tiempo de descanso.
Algunos trucos infalibles:
Toma buena nota de los consejos que te damos.
Verás como este año es el último
que sufres depresión postvacacional:
- Una semana antes de incorporarte
al trabajo, empieza a regular tus horarios
a lo que será tu vida cotidiana.
Renuncia a trasnochar y empieza a madrugar un
poco más.
- Anota las cosas positivas
que te esperan al volver a casa: amigos,
familiares, animales, compras, etc. Recuerda
que eres afortunado por tener un trabajo que
te permite gozar de unas buenas vacaciones.
Y si puedes, organiza una fiesta en casa para
enseñar a todos las fotos del verano
y contarles lo bien que lo has pasado.
- Con el calendario laboral
en la mano, anótate todos los puentes
y vacaciones que tienes por delante y empieza
a hacer planes.
- No renuncies al moreno que
tanto evoca tus recuerdos veraniegos. Cómprate
un buen autobronceador y sigue vistiendo ropa
de vivos y alegres colores.
- Tampoco sacrifiques algunos
saludables hábitos veraniegos como
la siesta, salir a tomar algo con los amigos
o cenar fuera.
- Si te es posible, organízate
el trabajo de manera que realices las tareas
más difíciles a primeras horas
de la mañana y las otras, el resto del
día.
- Propónte nuevas metas
laborales. Ahora es el momento de hablar
con el jefe de ese puesto, subida de sueldo,
traslado o ascenso que tanto anhelas.
- Cuida tu dieta y haz ejercicio
para evitar los trastornos depresivos. La
vitamina B que encuentras en el hígado
y la levadura te proporcionará energía,
la C de los cítricos y la D del pescado
te llenarán de optimismo y minerales
como el potasio de las hortalizas y el calcio
de los productos lácteos te ayudarán
a combatir el estrés.
- Escapadas de fin de semana:
Aprovecha los fines de semana para seguir llevando
una vida vacacional. Seguro que no conoces bien
los alrededores de tu Comunidad. Dirígete
a la Oficina de Información y Turismo
de tu ciudad e infórmate de las excursiones
y viajes programados que existen, de los recónditos
lugares que todavía desconoces y de lo
barato que es hacer planes fuera de temporada.
Coge el coche y pon rumbo a la sierra, el
campo o la playa, los fines de semana también
son para disfrutar. Visita los museos, edificios
y lugares de ocio (zoo, parque de atracciones,
acuario, etc.) que no has pisado desde hace
años. Ponte en contacto con alguna de
las miles de organizaciones que programan actividades
y deportes de aventura. Los localizarás
en las páginas amarillas por Aventura
o navegando en Internet.
Y, sobre todo, no se te ocurra programar un
fin de semana de sillón y zapping televisivo
al ser altamente contraproducente.
(Autor:
Amor Sáez)
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