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La estabilización del núcleo en el Método Pilates - Parte 3: La colocación y estabilización escapular

Tras los temas tratados en los anteriores meses sobre el papel de la correcta colocación de la pelvis y de la caja torácica para conseguir la estabilización del núcleo o centro de energía (área constituída por la zona abdominal, lumbar, glúteos y caderas), este mes profundizaremos en otro elemento esencial para el logro de la citada estabilización del núcleo: La estabilización escapular o de nuestros omóplatos.

Para conseguir mantener nuestro centro estabilizado es necesario, además de no perder la contracción abdominal al iniciar cada ejercicio, colocar adecuadamente nuestras escápulas (u omóplatos) de tal modo que permanezcan estables.

En el Método Pilates la zona escapular se entiende como un "todo" integrado por músculos primarios (serratos anterior, parte media y baja del trapecio y romboide) y por los músculos sinergistas (latissimus dorsal y parte alta del trapecio).
La estabilización de esta zona se logra cuando las escápulas se sitúan planas con respecto a la caja torácica sin ningún tipo de presión.
Para ello, debemos mantener la sensación de deslizar suavemente las escápulas hacia abajo de la espalda imaginando que dibujamos una "V" en la parte posterior de nuestra espalda. Junto a ello, también debemos percibir una sensación de anchura a lo largo de la zona de los hombros (tanto en la zona anterior como posterior del cuerpo), para lo cual será necesario que mantengamos los hombros bajos creando un gran espacio entre ellos y las orejas. De este modo, evitando que los hombros se inclinen hacia delante o se contraigan hacia nuestra columna, evitaremos trabajar excesivamente la parte superior de los trapecios y algunos músculos de la zona del cuello y hombros, previniendo con ello posibles tensiones y dolores musculares en estas zonas.

Como comentaba anteriormente, antes de iniciar cualquiera de los ejercicios de Pilates es necesario garantizar la efectiva estabilización escapular, sobre todo en el caso de ejercicios que impliquen la flexión o extensión de la columna vertebral para prevenir con ello cualquier posible tensión en el cuello o la hiperextensión de las vértebras cervicales.
Además de estabilizar las escápulas al inicio de cada ejercicio, es necesario mantener esa posición neutral de las escápulas durante toda la sesión, tanto durante los movimientos de los ejercicios como durante las posiciones de descanso. También durante los ejercicios que impliquen movimiento de brazos en cualquier dirección (incluso cuando los brazos se muevan por encima de la cabeza) es conveniente mantener las escápulas relajadas y estables, con sensación de firmeza.

A continuación te presento algunos sencillos ejercicios que te ayudarán a percibir el movimiento y estabilización de tu zona escapular:

En todos estos ejercicios la posición inicial es tumbados sobre nuestra espalda (posición supina) con la columna neutral conservando sus curvaturas naturales. Las piernas se mantienen con las rodillas flexionadas separadas en línea con las caderas y los pies paralelos apoyados en la colchoneta. Los brazos se colocan extendidos a los lados del cuerpo con las palmas de las manos apoyadas sobre la colchoneta.

  1. Estiramiento de brazos:
    Coloca los brazos extendidos hacia el techo a la altura de tus hombros. Manteniendo esta posición de brazos, inhalando estíralos verticalmente hacia arriba como si intentases tocar con tus dedos el techo. Mientras realizas este movimiento siente cómo se despegan tus hombros y omóplatos del suelo. Exhalando retrae tus brazos devolviendo tus hombros y omóplatos hacia la colchoneta sintiendo así como la parte superior de tu espalda se "abre" y se relaja sobre la colchoneta. Este movimiento de vuelta te permitirá recuperar la posición neutral de los hombros y escápulas y con ello conseguir la deseada conexión escapular.
    Realiza 3-5 repeticiones y al final descansa manteniendo tus escápulas neutras.


  2. Tijeras con los brazos:
    Comienza inhalando manteniendo los brazos extendidos hacia el techo a la altura de tus hombros. Al exhalar dirige el brazo derecho hacia atrás apoyándolo sobre la colchoneta por detrás de tu cabeza al mismo tiempo que diriges el brazo izquierdo hacia abajo apoyándolo sobre la colchoneta al lado de tu cadera. Durante este movimiento asegúrate que mantienes el abdomen bien contraído y tus escápulas neutras (omóplatos planos).
    Inhalando vuelve a colocar tus brazos a la altura de tus hombros de tal modo que estén extendidos apuntando hacia el techo. Desde allí, al exhalar, intercambia los brazos de tal modo que lleves ahora tu brazo izquierdo hacia atrás apoyándolo sobre la colchoneta por detrás de la cabeza y el brazo derecho hacia abajo hasta apoyarlo sobre la colchoneta al lado de tu cadera. Al igual que antes, mantén tu contracción abdominal y conexión escapular durante el movimiento de los brazos.
    Realiza 3-5 repeticiones intercambiando los brazos cada vez y finaliza reposando tus brazos sobre la colchoneta a los costados del cuerpo manteniendo tus escápulas estabilizadas.


  3. Círculos con los brazos:
    Desde la posición de partida, con los brazos estirados sobre la colchoneta a lo largo de tu cuerpo, inhalando eleva los brazos hacia el techo manteniendo tus omóplatos planos y hombros relajados y continúa desplazando los brazos hacia la colchoneta por detrás de tu cabeza. Mientras realizas este movimiento asegúrate de que la parte baja de tu tórax no se separa de la colchoneta (para no desestabilizar tu caja torácica), mantén tu abdomen contraído y los hombros lejos de tus orejas (para así no tensar tu zona cervical).
    Al exhalar desliza tus brazos por el suelo hasta devolverlos a los costados del cuerpo dibujando un círculo con ellos desde tu cabeza a las caderas.
    Realiza 3 círculos con los brazos en esta dirección. Una vez hayas terminado, realiza otros 3 círculos cambiando la dirección de tus brazos: comienza inhalando deslizando circularmente los brazos desde tus caderas hacia la cabeza. Desde allí exhalando eleva tus brazos hacia el techo y finaliza situándolos sobre la colchoneta a los lados de tu cuerpo.

(Autora: Ana Santos, Profesora titulada en el Método Pilates - ©2005)


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