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5- La Artrosis y el Método Pilates

La artrosis es un trastorno común del sistema esquelético consistente en el desgaste de los cartílagos articulares.
Se trata de una enfermedad degenerativa articular que afecta tanto a jóvenes como a ancianos, aunque su incidencia se incrementa con el avance de la edad, por lo que se considera como un trastorno frecuente en la Tercera edad.
Es una patología que suele afectar a la totalidad de los cartílagos articulares aunque generalmente afecta con mayor intensidad a las articulaciones que soportan mayor peso. Las articulaciones a las que afecta con mayor frecuencia son las de las manos, las rodillas, la cadera y la columna.

A pesar de que la artrosis es la más común de las enfermedades reumáticas, todavía no se conocen con certeza sus causas, sino que se considera que los factores que la originan son múltiples. Entre los agentes desencadenantes se encuentran factores mecánicos, traumáticos, metabólicos, ambientales y hereditarios. Además, la artrosis podría tratarse de una afección secundaria a otras enfermedades que causan el deterioro y la deformidad articular o bien ser originada por repetidos traumas articulares.
Junto a ello, en ocasiones la destrucción del cartílago se asocia a deficiencias circulatorias o bien puede ser potenciada por otras afecciones reumáticas, tales como la artritis reumatoidea o la gota.

También puede ser consecuencia del uso inadecuado del cuerpo en las actividades diarias (como en el caso de las rizartrosis de las lavanderas), o por alteraciones de los ejes de presión o inestabilidad de las articulaciones (como las artrosis de rodilla afectadas por genu valgo o genu varo, rodillas hacia adentro o hacia fuera), o, en el caso de la artrosis de los cuerpos vertebrales, por la debilidad de los músculos estabilizadores posturales. En estos casos la artrosis puede ser incluso mono-articular, es decir, de una sola articulación.

Esta patología está considerada como la segunda afección incapacitante después de las enfermedades cardiovasculares y produce dolor, limitación funcional y deformidades. Algunos de sus síntomas son: Dolor de tipo mecánico (generalmente ocasionado al levantar peso o en alguna sobre-exigencia de la articulación afectada), deformación articular pudiendo incluso provocar incapacidad, limitación de la movilidad de carácter progresivo, rigidez articular en las mañanas e inactividad.

En cuanto a su tratamiento, en la actualidad no existe ninguno específico ni definitivamente curativo. No obstante, es posible encontrar una amplia variedad de recursos para poner freno a las deformaciones que podrían provocar la incapacidad.

La clave para prevenir su aparición y reducir sus efectos consiste en mantener la movilidad y la estabilidad de las diferentes articulaciones del cuerpo, lo cual se logra practicando regularmente ejercicios de bajo o nulo impacto, integrales y equilibrados. Son pocos los sistemas de ejercicio que reúnen estas características, siendo el Método Pilates el más indicado entre todos ellos.

La técnica de ejercicios de Pilates es muy recomendada en casos de artrosis ya que con ella se realizan ejercicios para favorecer el movimiento articular, irrigando y dando tono a los ligamentos y drenando la articulación. De este modo se logra mejorar la estructura de sostén de la articulación, fortaleciendo y flexibilizando todos los grupos musculares que amortiguan la carga y así aliviar los dolores, mejorar la movilidad de la articulación afectada e, incluso, revertir el curso deformante de la enfermedad.
Por ello, los ejercicios del Método Pilates, mediante sus movimientos suaves realizados de forma muy controlada, son una eficaz técnica de rehabilitación para los afectados por esta patología.

No obstante es fundamental que su práctica se realice bajo la supervisión de profesionales cualificados ya que la artrosis es una condición que aumenta el riesgo de ocurrencia de lesiones durante la práctica de ejercicio físico.
Además, es necesario que el instructor adecue los ejercicios en función de las limitaciones que por el avance de la patología tenga cada persona para así evitar las sobrecargas que puedan aumentar el dolor y que evite siempre aquellos movimientos que puedan agudizar los síntomas.
Practicando el Método de este modo, generalmente es suficiente realizar dos o tres sesiones a la semana para recuperar gradualmente la movilidad y flexibilidad de las articulaciones mientras se logra un simultáneo y progresivo alivio del dolor asociado a la patología.

Entre todos los ejercicios del Método aplicables a la artrosis, el siguiente ejercicio es especialmente indicado para prevenir o frenar la aparición de artrosis en las articulaciones de las rodillas y caderas, además de servir para fortalecer y tonificar el abdomen y los músculos abductores y aductores:

Para realizar el ejercicio situate tumbado hacia arriba (posición supina) con la espalda apoyada sobre la colchoneta y la columna neutral manteniendo sus curvaturas naturales. Separa tus piernas a una distancia aproximadamente igual que la anchura de las caderas y flexiona tus rodillas apoyando los pies paralelos en la colchoneta. A continuación extiende tus brazos y colócalos sobre la colchoneta a los lados del cuerpo con las palmas de las manos hacia el suelo.

Una vez estés cómodo en esta posición, realiza un par de respiraciones de Pilates soltando el peso de tu cuerpo hacia la colchoneta al exhalar. Una vez estés relajado, despega el pie derecho de la colchoneta manteniendo la rodilla flexionada hasta colocar la pierna en ángulo recto de tal modo que la parte inferior quede paralela al suelo. A continuación despega el pie izquierdo colocando tu pierna izquierda junto a la pierna derecha en ángulo recto y situa cada mano sobre su rodilla correspondiente. Mantén en todo momento los pies extendidos y la zona lumbar apoyada sobre la colchoneta.

Al inspirar comienza a dibujar círculos con tus rodillas hacia fuera abriendo las rodillas hacia el exterior con la ayuda de tus manos manteniendo los pies juntos y estirados y la zona lumbar en contacto con la colchoneta.
Sigue inspirando y aleja las rodillas de tu cuerpo elevando ligeramente los pies con respecto a la horizontal con el suelo (asegúrate de que los mantienes siempre juntos y en punta). De este modo podrás dibujar un gran círculo con tus rodillas y así movilizar tus caderas.
Al exhalar cierra el círculo juntando tus rodillas y aproximándolas ligeramente hacia el pecho mientras "hundes" tu ombligo en la colchoneta.

Realiza 3-5 repeticiones de este ejercicio y a continuación otras 3-5 repeticiones invirtiendo el sentido de los círculos.

(Autora: Ana Santos, Profesora titulada en el Método Pilates)

 

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