El otoño
coincide normalmente con la vuelta a la actividad
tras la ruptura que supone el periodo vacacional.
Y es un momento idóneo para que, en lugar
de retomar sin más el ritmo y las costumbres
habituales, tomáramos consciencia de aquellas
pequeñas cosas que debiéramos corregir
en nuestra vida aprovechando para poner en marcha
nuevos objetivos y marcarnos compromisos de mejora
a fin de conseguir una mejor calidad de vida y
un mayor grado de felicidad y plenitud.
Podemos hacerlo en varios ámbitos. Y aunque
a veces se trata de sencillos consejos la verdad
es que no es menor por ello su efectividad:
- La
alimentación:
Ya Hipócrates -el "padre" de
la Medicina- hablaba de la importancia de lo
que comemos para el buen mantenimiento de la
salud. Conviene, pues, que nuestra dieta
sea sana y equilibrada, rica en frutas, verduras
y cereales integrales. Está demostrado
que cuando nuestro organismo recibe los nutrientes
que necesita y no tiene que deshacerse de excesivas
toxinas el sistema inmune funciona mejor e,
incluso, se reponen los neurotransmisores que
controlan la ansiedad y la depresión,
estados de ánimo que aparecen con frecuencia
en esta época del año como consecuencia
del cansancio.
Pero no sólo es importante lo que
comemos sino cómo comemos. Y es que
es fundamental dedicarle la atención
y el tiempo necesario al acto de comer evitando
el estrés que normalmente nos acompaña
y nos hace comer deprisa cualquier cosa en un
ambiente a veces ruidoso o poco adecuado. Porque
en esas condiciones lo que ingerimos no tendrá
los efectos beneficiosos que buscamos. Es importante
comer sin prisa, masticar bien los alimentos,
saborearlos y disfrutarlos; y, si es posible,
que el buen humor reine en nuestra mesa, que
sea un momento para compartir, conversar y relacionarnos
en un entorno agradable. Recordemos que es conveniente
comenzar el día con un buen desayuno,
comer a mediodía teniendo en cuenta la
actividad que vamos a realizar después
y tomar una cena ligera para que la digestión
no consuma demasiada energía y nuestro
sueño se vea alterado. También
es aconsejable alguna infusión tipo valeriana
o tila.
- El
ejercicio físico:
Para mantenernos en forma es necesario mover
nuestro cuerpo y el ejercicio moderado
es uno de los remedios más efectivos
para revitalizarnos. Sin embargo, hay que tener
cuidado para que esta actividad no se convierta
en algo estresante y competitivo. Se trata de
decidirnos por algo que nos haga disfrutar
y divertirnos: pasear, nadar, bailar, montar
en bicicleta, caminar por el campo...
- Dedicar
tiempo al ocio:
No te prives de hacer las cosas que te
gustan y que casi nunca tienen espacio en la
agenda como salir con los amigos, conversar,
leer, disfrutar de la música, salir al
campo, darte un masaje, pintar, modelar...
- Busca
momentos de soledad para el autoanálisis:
Tómate cada cierto tiempo unos minutos
para reflexionar sobre tu momento actual,
tu trayectoria y tus objetivos. Presta atención
a todo aquello que te causa ansiedad, tensión
o nerviosismo e intenta -en la medida de tus
posibilidades- ir eliminándolo poco a
poco de tu vida. Si algo no depende de ti trata
entonces de modificar tu enfoque, de observarlo
con otra perspectiva; a veces con esa nueva
actitud se producen cambios significativos en
el entorno.
- Mirar
hacia dentro:
Practica alguna técnica de relajación,
interiorización o meditación.
Están demostrados los beneficios que
se obtienen a nivel físico, psicológico
y emocional con estas prácticas. O, simplemente,
concédete un rato para estar contigo
mismo, intentando recuperar la quietud y
el sosiego que la vida desenfrenada que llevamos
nos hace perder con tanta facilidad. Cierra
los ojos, escucha una música relajante
que te guste, disfruta de un rato de lectura,
deja vagar tu imaginación...
- Recupera
la confianza en la fuerza interior y la capacidad
de elección:
La vida nos somete a veces a estados de presión
en los que la falta de visión de futuro
nos hace caer en la depresión. Es pues
bueno que cada día, al final de la jornada,
revises lo que estás haciendo, las situaciones
que vives, especialmente aquellas que no hemos
"elegido" conscientemente y en las
que nos vemos inmersos con la sensación
de que no tenemos el control, y te preguntes:
¿qué estoy haciendo?, ¿es
esto lo que quiero hacer?, ¿por qué
lo hago? ¿qué pasaría si
no lo hiciera?, ¿qué otra cosa
podría hacer?
- El
descanso reparador:
El sueño es la oportunidad para recargarnos
de la energía consumida durante el día.
Además, los periodos de ensoñación
que tenemos durante la noche nos proporcionan
una descarga de las tensiones a nivel psíquico
y nos equilibran emocionalmente. Así
pues cuida también tu descanso durmiendo
un número de horas suficiente -entre
6 y 9- con la temperatura adecuada (entre
los 18 y 20 grados) e intentando que las últimas
escenas no estén presididas por la violencia
(TV, cine, música estridente) sino que
los momentos anteriores a dormirte sean de una
breve lectura, escuchar música relajante,
etc. Ese es el preludio perfecto para un buen
descanso.
Estos siete pasos son sencillos
de poner en práctica y está en nuestra
mano hacerlo. Sólo hemos de estar atentos
para que la rutina de la vida diaria no nos haga
olvidarlos. Es más, con la práctica
constante podremos incorporarlos a nuestra vida
como otros muchos hábitos pero con la seguridad
de que éstos nos acercarán a una
vida más saludable y plena.
(Fuente:
"Siete consejos para el Otoño",
por María Pinar Merino)
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